Coches eléctricos y emisiones de gases de efecto invernadero
23 de octubre de 2021,06:19am EDT|Ahora que la COP26 está casi a la vuelta de la esquina, las noticias relacionadas con el cambio climático tienen mucha visibilidad en los principales medios de comunicación del Reino Unido. Pero gracias a los muchos intereses creados en el sector energético, también hay mucha desinformación circulando, sobre todo en las redes sociales. Uno de los mitos más frecuentes es que los coches convencionales propulsados por combustibles fósiles y sus hermanos híbridos emiten menos CO2 que los vehículos eléctricos, debido a las emisiones derivadas de la generación de electricidad. En este artículo, voy a desmontar ese mito y a demostrar que otra opción ecológica, el hidrógeno, tampoco es tan libre de emisiones de CO2 como se dice.
Me refiero a las emisiones de cada vehículo. Hay otros factores derivados de la fabricación, que abordaré más adelante. Pero empecemos por el tubo de escape, empezando por un vehículo normal de combustión interna. Un Volkswagen Golf 1.0 TSI es un coche frugal, que oficialmente emite 124 g/km de CO2. Sin embargo, también debemos tener en cuenta el CO2 generado al producir el combustible que utiliza este coche. Este largo proceso varía en emisiones dependiendo de dónde se produzca, empezando por llevar el petróleo a la refinería, refinarlo y transportarlo hasta el surtidor. Auke Hoekstra, asesor principal en movilidad inteligente de la Universidad Tecnológica de Eindhoven, calculó que las emisiones medias de la producción de combustible suponen un 30% adicional a las emisiones del tubo de escape en el caso de la gasolina y un 24% en el del gasóleo. En otras palabras, las emisiones «del pozo a la rueda» del Golf son de 162 g/km de CO2. No es una cifra terrible, pero sí un aumento considerable respecto a la cifra publicada.
¿Podrían ser los vehículos eléctricos perjudiciales para el medio ambiente?
¿Son los coches eléctricos realmente mejores para el medio ambiente que los de gasolina o gasóleo? Hay quien afirma que la producción de un vehículo eléctrico (VE) produce una cantidad de contaminación similar a la del tubo de escape de un coche de gasolina.
En 2001, el tercer informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas preveía que, durante los próximos 100 años, asistiríamos a temperaturas máximas más altas, más días calurosos y olas de calor, un aumento del riesgo de incendios forestales y una degradación sustancial de la calidad del aire como consecuencia del cambio climático.
Si avanzamos hasta 2020, en California se quemaron más de 3 millones de acres de tierra, se alcanzaron temperaturas récord y la contaminación atmosférica se disparó. Los cielos naranja quemado parecían sacados de una película postapocalíptica.
Todos estos sucesos tienen algo en común: fueron alimentados por el cambio climático. Esta convergencia es uno de los indicios más claros de que la catástrofe de la que nos llevan años advirtiendo los científicos del clima no está demasiado lejos en el futuro; ya está aquí y no se puede seguir ignorando.
¿Son los coches eléctricos peores para el medio ambiente? Mito desmentido
Este informe compara las emisiones de gases de efecto invernadero de los turismos convencionales y los coches eléctricos y semieléctricos basándose en la bibliografía actual. Las emisiones se calculan a lo largo de todo el ciclo de vida del vehículo, distinguiendo de forma transparente entre emisiones directas e indirectas. A partir de esta información, se extraen conclusiones sobre las emisiones de CO2 del ciclo de vida de los vehículos eléctricos y semieléctricos en relación con sus homólogos convencionales. Para identificar los parámetros que influyen en las emisiones, se realizó un análisis de sensibilidad.
A lo largo de todo el ciclo de vida, las emisiones de CO2 de un coche totalmente eléctrico son aproximadamente un 35% inferiores a las de un vehículo de gasolina. Las emisiones relativamente más elevadas asociadas a la producción de un coche eléctrico y su batería se compensan con creces durante la fase de uso. Estos beneficios de CO2 aumentarán aún más en el futuro a medida que siga creciendo la cuota de las energías renovables en el suministro eléctrico.
En el caso de los híbridos enchufables, la proporción relativa de kilómetros cargados con batería tiene una gran influencia en las emisiones de CO2. Este porcentaje depende de varios factores, como el tamaño de la batería, la distancia recorrida y el comportamiento de carga. Este último es un factor especialmente incierto que puede variar enormemente de una persona a otra. Por ello, en este estudio se plantearon tres «escenarios de carga», que iban desde la práctica ausencia de carga hasta la carga dos veces al día.
Estudiantes holandeses diseñan un vehículo eléctrico devorador de carbono
Países como Chile y Jamaica están fomentando el despliegue de coches eléctricos, incluso mientras producen electricidad a partir de combustibles fósiles. Aunque pueda parecer contrario a la intuición, el fomento de los vehículos eléctricos en países donde la electricidad procede del carbón ayuda a luchar contra el cambio climático. La clave está en considerar el largo plazo en el análisis. Me explico.
Algunos argumentan que no tiene sentido que el gobierno incentive el uso de coches eléctricos en países donde la electricidad procede de combustibles fósiles, como el carbón y el gasóleo, ya que liberan una mayor cantidad de emisiones de CO2. De hecho, las emisiones de CO2 de un coche eléctrico cargado con electricidad generada a partir de estos combustibles son superiores a las de los coches que utilizan gasolina. Basándose en esto, algunos concluyen que es malo para el medio ambiente impulsar el uso de coches eléctricos. Sin embargo, olvidan la parte más importante del análisis.
El contenido de carbono de la generación de electricidad cambiará en el futuro. 195 países firmaron el Acuerdo de París, cuyo objetivo es limitar el calentamiento global a no más de 2ºC. Los que no respaldan la iniciativa de electrificación están contabilizando las emisiones de CO2 utilizando el factor de emisión de la red actual, que no tiene en cuenta el cambio en el futuro mix eléctrico. Además, no han sopesado los impactos negativos de los coches de gasolina y diésel en la salud humana. Estos elementos no pueden ignorarse, porque se están incentivando las tecnologías de energías renovables, y la literatura ha demostrado que un mayor uso de coches eléctricos se traduce en menos muertes asociadas a la calidad del aire. Por ejemplo, en Santiago de Chile, las muertes acumuladas disminuirían en 1,375 hasta 2030.