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Según la Administración de Información Energética de Estados Unidos, cerca del 90% de la energía consumida en el transporte estadounidense procede del petróleo. El sector del transporte también es la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en Estados Unidos, con un 29% de los GEI del país. Aunque las motivaciones de los responsables políticos estatales varían, muchos estados están trabajando para diversificar la combinación de combustibles del sector del transporte y reducir las emisiones fomentando el uso de combustibles alternativos, como la electricidad, el gas natural, el hidrógeno y los biocombustibles. Para lograrlo, muchos estados han puesto en marcha incentivos para promover la adopción de vehículos eléctricos (VE), incluidos los vehículos híbridos enchufables (PHEV) y los vehículos eléctricos de batería (BEV).
Estados Unidos es, después de China y Europa, el tercer mercado mundial de vehículos eléctricos. Aproximadamente 320.000 nuevos VE se vendieron en Estados Unidos en 2019 y los datos recopilados por el Laboratorio Nacional Argonne muestran que tanto la cuota de mercado de VE como la disponibilidad de modelos han aumentado en los últimos años. A medida que crece el número de VE en las carreteras de nuestro país, también lo hace la necesidad de estaciones de carga asequibles y convenientes. Los responsables políticos estatales y federales, junto con las empresas de servicios públicos y la industria privada, están trabajando rápidamente para ampliar la infraestructura de estaciones de carga. En la actualidad hay más de 43.000 estaciones de carga públicas en Estados Unidos.
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La IRA, promulgada la semana pasada por el Presidente Joe Biden, está llamada a renovar el panorama energético de Estados Unidos haciendo más asequible la tecnología ecológica para los consumidores de rentas medias y bajas, además de introducir otras reformas en el precio de los medicamentos, la aplicación de impuestos y otros aspectos. Pero, a pesar de su potencial transformador, los nuevos requisitos de la ley, que entran en vigor el 1 de enero de 2023, hacen que la mayoría de los vehículos eléctricos disponibles en la actualidad no puedan optar al crédito.
Sea como sea, la industria automovilística está haciendo la transición a la energía eléctrica. Los reguladores de California votaron el jueves un plan para prohibir la venta de coches de gasolina en 2035, una medida destinada a desviar el negocio hacia los fabricantes de vehículos eléctricos. Al ser el mayor mercado de venta de automóviles de Estados Unidos, las medidas de California en materia de emisiones y clima tienen una gran influencia, y se espera que una docena de estados sigan su ejemplo, entre ellos Washington y Massachusetts.
La actual desgravación fiscal federal para vehículos eléctricos ofrece a los consumidores entre 2.500 y 7.500 dólares para vehículos con una batería de al menos 5 kilovatios-hora, pero empieza a reducirse gradualmente una vez que los fabricantes han comprado los primeros 200.000 vehículos eléctricos que cumplen los requisitos.
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El éxito noruego se debe, ante todo, a un importante paquete de incentivos desarrollado para promover la entrada en el mercado de los vehículos de emisiones cero. Los incentivos han sido introducidos gradualmente por diferentes gobiernos y amplias coaliciones de partidos desde principios de los 90 para acelerar la transición.
El Parlamento noruego ha decidido el objetivo nacional de que todos los coches nuevos que se vendan en 2025 sean de emisiones cero (eléctricos o de hidrógeno). A finales de 2022, más del 20% de los coches matriculados en Noruega eran eléctricos de batería (BEV). Los vehículos eléctricos de batería tenían una cuota de mercado del 79,2% en 2022. La velocidad de la transición está estrechamente relacionada con los instrumentos políticos y una amplia gama de incentivos.
La señal general de la mayoría de los partidos políticos es que siempre debería ser económicamente beneficioso elegir coches de cero o bajas emisiones en lugar de coches de altas emisiones. Esto se consigue con «el principio de quien contamina paga» en el sistema impositivo de los coches. Impuestos altos para los coches de altas emisiones e impuestos más bajos para los de bajas y cero emisiones. Durante mucho tiempo, los impuestos sobre los coches contaminantes han financiado en parte los incentivos a los coches de emisiones cero sin pérdida de ingresos.
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Según informes procedentes de Alemania, el Ministerio Federal de Asuntos Económicos y Acción por el Clima ha propuesto eliminar gradualmente las subvenciones a la compra de vehículos eléctricos hasta 2025 y suprimir por completo cualquier beneficio para los consumidores que adquieran vehículos eléctricos híbridos enchufables (PHEV) a finales de este año. La Asociación Alemana de la Industria del Automóvil (VDA) se opone argumentando que los PHEV siguen siendo vitales para la adopción del VE.
Alemania es sinónimo de automóvil. No es de extrañar que nombres tan conocidos como Mercedes-Benz, Volkswagen, Audi y Porsche tengan su hogar en este país de la UE. A medida que la UE trabaja para hacer frente al cambio climático, gran parte de su legislación ha marcado el fin de las ventas de vehículos de combustión interna.
Los fabricantes de automóviles europeos, como los mencionados anteriormente, han seguido su ejemplo y han prometido pasar a la electricidad en la próxima década. Para acelerar la adopción del VE en todo el mundo, muchos países han incentivado a sus ciudadanos para que se pasen más rápidamente al vehículo eléctrico.
Por ejemplo, China ofrece subvenciones para la compra de vehículos eléctricos, especialmente los nuevos, un segmento muy popular en el país. EE.UU. ofrece créditos fiscales tanto a nivel federal como estatal, dependiendo del lugar de residencia.